lunes, 4 de agosto de 2014

Conociendo a Mary Richmond

Más allá de los avances metodológicos realizados posteriormente a la vida de Richmond, no se puede negar su aporte al Trabajo Social. 




Sobre su vida y trabajo (1861- 1928)

La Wikipedia nos dice algunas cosas sobre este curioso personaje nacido en Illinois que, sin tener estudios universitarios, supo ofrecer una mirada teórica del Trabajo Social huyendo del vulgar voluntarismo y asistencialismo . 

Los datos biográficos más importantes son el hecho de su temprana orfandad, su entorno familiar lleno de debates políticos y sociales, su educación básica fuera del sistema educativo tradicional y su gran entusiasmo por el aprendizaje autodidacta. Esto nos permite hacernos una idea de una joven comprometida con la sociedad, con una fuerte tendencia a elaborar un pensamiento crítico propio a través de lecturas de sus contemporáneos de la sociología, la psicología, la psiquiatría, etc.

También sabemos que vivió en un entorno de pobreza económica y que finalmente logró entrar a trabajar en el sector de las organizaciones sociales, primero como administrativa y poco a poco ganando lugares de mayor responsabilidad. Llegó a trabajar como "visitadora amistosa", primera denominación para las trabajadoras sociales de caso.  Llegaría a ser la primera mujer americana en dirigir una sociedad caritativa.

En el prólogo de su obra "El caso social individual", [El caso social individual (Agora) de Richmond, Mary E. (1995) Tapa blanda ] realizado por Mario Gaviria, se nos presenta a Mary Richmond como una reformadora social, que tuvo un papel importante en los avances sociales de su época en torno a los niños y las mujeres (por ejemplo, en la legislación sobre la prohibición del trabajo infantil). Fue feminista y sufragista, aunque también criticaba el feminismo radical que anunciaba el fin de la familia como institución. 

Siguiendo a Gaviria, Richmond se adelantó a Focault al decir que los Servicios Sociales estaban "organizados en grandes instituciones cuartelarias".  Tuvo algunas ideas revolucionarias en su enfoque del Trabajo Social de Caso: Estaba en contra de la investigación policial detectivesca que se hacía en otras oficinas caritativas. Richmond abogaba por un estudio integral de la persona. Insistía en que el trabajo social no es psicológico ni psiquiátrico: actúa sobre las relaciones  sociales, es  pues, social.  


Algunos aportes para el trabajo cotidiano 

La obra de Richmond es de fácil y amena lectura para el estudiante o profesional del Trabajo Social; sobre todo, es bastante actual teniendo en cuenta los enormes cambios -especialmente en lo metodológico- que ha sufrido nuestra profesión. 

Sin ánimos de hacer un resumen exhaustivo de su obra, me gustaría plantear algunas ideas interesantes para el trabajo cotidiano. 

  1. El voluntarismo no sirve. Es necesario profundizar en el conocimiento de las personas.“El afecto y la amabilidad abren muchas puertas y resuelven muchas dificultades. Pero cuando al afecto y a la amabilidad es posible agregar el conocimiento del funcionamiento de la mente humana y el conocimiento  de los recursos sociales  (…) nos encontramos con un nuevo poder frente al mundo, además del viejo poder de sencillamente amarse los unos a los otros” (p.61)
  2. La lástima no sirve. Tener lástima de las personas con las que trabajamos solo empeora las cosas porque los coloca en el mismo lugar de vulnerabilidad en el que se encuentran, sin posibilidad de salir de ese lugar. “El carácter insoportable de las minusvalías más frecuentes en la especie humana (…) puede traicionar al trabajador social y hacer que éste añada una nueva incapacidad a las ya existentes: la de la lástima” (131)
  3. La filosofía que sustenta mi acción profesional. No puedo hacer  Trabajo social sin una filosofía, sin un porqué que sustente mi acción. Richmond se refiere a entender el dilema entre individuo- sociedad, cómo lo social influye en lo individual y lo individual en lo social.“Si al trabajo social de casos le corresponde un lugar dentro del orden mundial (…) ¿Cuál es ese papel y cuál es ese  lugar? (115)
  4. Trabajar con los sueños de las personas. En estos momentos en que todo parece perdido, hay que hacer relucir en las personas aquello que es “prioritario” para el individuo. “El sentimiento de frustración no puede ser superado ni tratando de insuflar alegría ni por medio de consejos vagos y generales. En este tipo de tratamiento social es necesario que el trabajador social aprenda el arte de descubrir cuáles son los intereses prioritarios del individuo, y cómo utilizarlos”. (118)  

Una idea clave durante todo el libro, es su visión de la igualdad social o, mejor dicho, de la diversidad social. Para ella, es inútil entender la igualdad en un sentido absoluto. La pregunta central de la intervención debe centrarse en aquello que hace diferente a un sujeto particular del resto. No se trata de dar a todos por igual sino de dar un trato conforme a las diferencias de cada uno. Esto, que tan bien se entiende en el campo de la educación, debe ser comprendido también en el campo de lo social. 


“Los trabajadores sociales tienen que afrontar el gran hecho de que existen diferencias individuales en los seres humanos que no se pueden suprimir” (125)

  La idea de participación del usuario en el proceso de intervención también es clave en su obra. La tesis es que son las personas que atendemos las que deben responsabilizarse de su proceso de cambio porque las personas no estamos hechas para un papel pasivo. Cuando se nos da un papel pasivo, entonces es cuando se "atrofia" nuestro desarrollo.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario